10 mayo, 2019

TÉCNICA DE LA TORTUGA.





CUENTO DE LA TORTUGA
Hace mucho tiempo había una hermosa tortuga que tenía (4,5,6,7,8) años y que se llamaba Pepe. A ella no le gustaba demasiado ir al cole.
Prefería estar en casa con su hermano menor y con su madre. No le gustaba aprender cosas en el colegio. Prefería correr, jugar. Era demasiado pesado hacer fichas y copiar de la pizarra. No le gustaba escuchar al profesor, era más divertido hacer ruidos de coches y nunca recordaba qué es lo que tenía que hacer. A Pepe lo que le gustaba era enredar con los demás compañeros, meterse con ellos y gastarles bromas.
Cada día, cuando iba camino del colegio, se decía que intentaría no meterse en líos, pero luego era fácil que alguien hiciera que perdiera el control, y al final se enfadaba, se peleaba y el profesor le reñía o le castigaba.“ Siempre metido en líos”, pensaba.“ Como esto siga así voy a acabar odiando al colegio y a todos”. La tortuga lo pasaba muy pero que muy mal. Un día de los que peor se sentía encontró al viejo señor Tortuga, el más sabio del lugar.
Cuando el señor Tortuga vio a Pepe le preguntó por qué estaba tan triste, y Pepe le contó lo que le pasaba, que siempre se metía en problemas y que se portaba mal sin saber por qué. El señor Tortuga le sonrió y le dijo que comprendía lo que le había contado porque hacía mucho tiempo, antes de que fuera tan sabio, él también se enfadaba cuando hacía cosas que no estaban bien. Pepe se sorprendió y le preguntó cómo había aprendido a portarse bien. El señor Tortuga le dijo:” Bien, Pepe, he aprendido a utilizar mi protección natural, mi caparazón”.
“Tú también puedes esconderte en tu concha siempre que tengas sentimientos de rabia, cuando tengas ganas de gritar, de pegar, de romper cosas. Cuando estés en tu concha puedes descansar hasta que ya no te sientas tan enfadado. Así que la próxima vez que te enfades! métete en tu concha!
El señor Tortuga le contó a Pepe que había aprendido a dominarse en las situaciones difíciles metiéndose en su caparazón, respirando profundamente y relajándose (soltando todos sus músculos, dejando que cuelguen manos y pies, no haciendo nada de fuerza con su tripa, respirando lentamente, profundamente). Además, pensaba cosas bonitas y agradables mientras se estaba relajando.
Después pensaba en la situación en la que se encontraba y en la forma de solucionarla.
Planteaba cuatro o cinco ideas e imaginaba lo que sucedería si ponía en práctica cada una de estas cosas.
Finalmente seleccionaba la mejor.
Así es como llegó a ser sabio. Bien, Pepe se entusiasmó realmente con la idea. Fue más a gusto al colegio cada día pues tenía muchos amigos y su profesor y sus padres estaban muy contentos con él.
Pepe siguió practicando cómo solucionar las situaciones difíciles hasta que verdaderamente lo hizo bien. Tu puedes también hacer lo que hace Pepe. Cuando estés muy enfadado y veas que vas a meterte en líos, puedes aislarte en tu caparazón, relajarte y decidir qué es lo que deberías hacer

Técnica de la tortuga para el control de la hiperactividad y la conducta impulsiva

Técnica de la tortuga para el control de la hiperactividad y la conducta impulsiva

La técnica de la tortuga tiene como objetivo el control de la impulsividad y la expresión de sentimientos de manera adecuada.
Esta técnica utiliza la analogía de la tortuga, la cual como bien se sabe, se repliega dentro de su concha cuando se siente amenazada.
De la misma manera, se enseña al niño a replegarse dentro del caparazón imaginario cuando se sienta amenazado, al no poder controlar sus impulsos y emociones ante estímulos ambientales, etc.
En la práctica:
• Se enseña al niño a responder ante la palabra clave “tortuga”, encogiéndose, cerrando su cuerpo, metiendo la cabeza entre sus brazos.
Con alumnos de ed. Infantil a 3º de ed. Primaria la palabra clave será tortuga. Con alumnos más mayores se utilizará la palabra “stop”.
• Después de que el niño ha aprendido a responder a la tortuga, se le enseña a relajar sus músculos mientras hace la tortuga. La relajación es incompatible con la elevación de la tensión de los músculos necesaria para mostrar una conducta impulsiva y, por tanto, decrece la probabilidad de la ocurrencia de esta conducta.
• Enseña al niño a utilizar las técnicas de solución de problemas para evaluar las distintas alternativas para manejar la situación que le ha llevado a hacer la tortuga. Esta tercera parte de la secuencia TORTUGA-RELAJACION- SOLUCION DE PROBLEMAS se puede enseñar de distintas formas, en un grupo de discusión, contando una historia, modelando, haciendo role-playing y con refuerzo directo, etc.
El dominio de la técnica de autocontrol puede también alentar la autoestima o amor propio de los niños por diversas razones:
1. Son ellos quienes están aprendiendo a controlar sus propias conductas sin tener un agente externo que lo haga.
2. Reciben feedback positivo del profesor.
3. Tienen sentimientos más adultos porque están usando Solución de Problemas, en vez de dar rienda suelta a sus impulsos.
PASOS DE LA TÉCNICA DE LA TORTUGA
  1. La historia inicial
    La técnica comienza contando la historia de la tortuga. (Documento adjunto)
  2. Grupo de prácticas
    Después de contar la historia, se pasa a la segunda fase: grupo de práctica.
    Toda la clase tiene que responder a la Tortuga imitando la actuación del profesor/-a.
    La enseñanza de esta parte de la técnica se puede plantear como un juego. La profesora explica a los niños que va a ponerse de espadas y que tan pronto como se vuelva hacia la clase y diga “Tortuga” toda la clase la hará. Inmediatamente tiene que reforzar la ejecución de la misma.
  3. Práctica individual
    Esta es la tercera fase. Si durante el periodo de práctica la profesora se dirigía a todo el grupo, poniendo ejemplos, a los que toda la clase debía responder haciendo la Tortuga, en la práctica individual se va dirigiendo a cada niño por separado, planteándole una o varas situaciones problemáticas de las que habitualmente se dan en clase. La profesora irá reforzando intensamente y de forma inmediata las buenas realizaciones. Hay que instruir a la clase para que refuerce mediante aplausos y/o ovaciones a cada niño que ejecute la respuesta de la Tortuga. Con este refuerzo del grupo se comienza a practicar la comunicación adecuada de los sentimientos.
  4. Apoyo de los compañeros
Es importantísimo animar a la clase a que aplauda y se pongan contentos cuando un niño realice la Tortuga. Hasta ahora, conseguía atención inmediata por su conducta impulsiva y disruptiva, a partir de ahora, él conseguirá aprobación y atención de sus compañeros por controlarse. Si el niño no recibe un pequeño apoyo de sus compañeros de clase por hacer la Tortuga, él puede pensar que este truco que está aprendiendo, tampoco está tan bien, y puede de hacho percibir a la Tortuga como algo inútil. Solo a través de este apoyo el niño se atreverá a hacer la Tortuga con la esperanza de que su nievo autocontrol es aceptado por sus compañeros. El apoyo es el soporte mayor para la implantación de la técnica de la Tortuga, estando muy por encima del recibido por la profesora y por el suyo propio.
5. Recompensas
Los refuerzos se tienen que dar inmediatamente y contingentemente a la respuesta de la Tortuga.
Los niños no utilizaran la técnica si no son recompensados por realizarla. Se refuerza cualquier intento de Tortuga que el niño haga a lo largo de la clase. Cuando se vea a los niños realizando alguna de las conductas objetivo se les debe dar la indicación de realizar la Tortuga. Se puede decir algo como: “Tortuga” o “Ahora puedes hacer la Tortuga”. En el caso de los alumnos más mayores se dirá “stop”. Se les incita a ello y se les refuerza inmediatamente si la realizan.

ENTRENAMIENTO EN RELAJACION
La fase dos del programa de entrenamiento de la Tortuga incluye enseñar a los niños a relajarse, a soltar sus músculos cuando ellos están realizando la Tortuga.
En esencia, el profesor irá sugiriendo a los niños que la relajación es una forma de reducir cualquier tendencia orientada a conductas impulsivas que aparecen después de haber realizado la Tortuga. Esta es una técnica para canalizar emociones, no para reprimirlas.
La relajación muscular es una habilidad que se aprende por la práctica repetida, como cualquier otra actividad.
Con el fin de conseguir una relajación profunda, es preciso comenzar diferenciando entre estados de tensión y de relajación de cada músculo. Esta habilidad se puede enseñar en dos fases:
• Se practica tensar y relajar los grupos de músculos variados en el cuerpo alternativamente y se van dando instrucciones para que se centren en las distintas sensaciones que se tiene si un músculo está tenso o si está relajado.
• Una vez que sepan relajarse siguiendo estas instrucciones, se les propondrá relajar los músculos sin tensar previamente.
Este método ha sido utilizado con éxito con adultos de distintos grados de ansiedad y con niños con notable éxito.
Primera fase. Tensar y soltar
Para la primera fase del entrenamiento en relajación, después de contar la historia introductoria, se instruye a los niños primero a tensar los músculos lo más fuerte que puedan fijándose en las sensaciones que se notan con esos músculos tan tensos, y después que los suelten de repente, y que se fijen bien cómo va desapareciendo la tensión y lo bien que se van quedando esas partes del cuerpo que van relajando. Los músculos se relajan siguiendo más o menos el siguiente orden:
• Apretar bien las manos.
• Doblar los brazos en arco en dirección a los hombros para tensar los brazos.
• Estirar las piernas como si quisieras tocar lo que tienes enfrente de ti.
• Apretar firmemente los labios uno contra otro.
• Cerrar los ojos fuertemente.
• Empujar el estomago hacia arriba.
• Coger aire profundamente, llenar los pulmones, retenerlo.
Es importante presentar las instrucciones de relajación, despacio, con voz monótona, y con pocos cambios en la inflexión de la voz. Una secuencia típica de instrucciones podría ser:
“Haz un puño con cada mano, muy bien, mantenlas apretadas tanto como te sea posible, cuenta hasta diez tensando cada vez más, y luego sueltas ¡suelta! Y siente lo bien que se esta, nota cómo se fue relajando, estate unos segundo fijándote en lo que notas cuando estás relajado. Ahora otra vez, vuelve a cerrar los puños, mantenlos fuertemente cerrados, cuenta hasta diez, 1, 2, 3, fuerte, 4, 5, 6, más fuerte, 7, 8, tan fuerte como puedas, 9, 10. ¡Suelta!, deja tus puños abrirse muy despacio, déjate ir, suelta y cuenta al revés hasta cero, 9, 8, 7, fijándote como va desapareciendo la tensión, 6, 5, 4, siente lo agradable que es esto, 3, 2, 1, relájate y
0. Fíjate lo que notas cuando estas relajado.”
El profesor se pasea por la clase para asegurarse de que los niños realmente están tensando y relajando. Les da feedback, les refuerza y les ayuda para que relajen sus músculos. Una forma de comprobar si están tensando es poner a mano encima del músculo y comprobar la tensión. Sólo si experimentan la tensión realmente aprenderán a reconocer el contraste entre el estado de tensión y la relajación.
Se repiten varias veces las sesiones de prácticas.
Posteriormente, se integrará la Tortuga y la relajación de tal forma que cuando estén en posición de Tortuga se les incita a tensar su cuerpo entero, contando el profesor de 1 a 10, después de lo cual los niños deberán relajar de repente todo su cuerpo.
Este procedimiento se repite en 3 ó 4 sesiones de prácticas. La forma de comprobar el nivel de relajación es levantar sus brazos unos centímetros y dejarlos caer en su pupitre, si sus brazos están como si fueran de goma o como los de una marioneta totalmente inanimados, es que está relajados, si no es así se ayudará al niño a tensar y relajar correctamente hasta que consiga este nivel de relajación en cada grupo de músculos.
 



Autora Almudena Bosqued Campanero Profesora de Pedagogía Terapéutica

10 CONSEJOS PARA TRABAJAR EN CASA

  1. Entrena en auto instrucciones al niño/a. Las auto instrucciones consisten en un dialogo con uno mismo, donde el niño/a se irá dando instrucciones a si mismo de cómo actuar. Puedes dar un guion al pequeño y mostrarle como se hace. “Me voy a calmar, primero respiro, luego pienso, no hago nada….”
  2. Emplea el modelado de conducta. El modelado consiste en hacer nosotros de modelo de conducta, para ello podemos ejemplificar situaciones y hacer nosotros de modelo de cómo se debe actuar en esas situaciones determinadas.
  3. Monitoreo o guía de respuesta. En este caso, nosotros le daremos las instrucciones al pequeño y como un monitor le iremos guiando en su actuación, hasta que poco a poco pueda hacerlo por sí mismo.
  4. Técnicas de autocontrol. Existen diferentes técnicas de autocontrol que puedes mostrar al pequeño, le ayudaran a relajarse y controlarse, como la técnica de la tortuga o el juego del semáforo, ejercicios de respiración, etc. Estas técnicas serán desarrolladas en la próxima entrada del blog.
  5. Estrategias de solución de problemas es importante mostrar al niño/a estrategias para solucionar los problemas desde la reflexión y la calma, ya que de esta forma se llega a una solución constructiva del problema. A continuación voy a explicar los pasos: a) lluvia de ideas (consiste en que el/la niño/a diga todas las ideas que se le pasan por la cabeza para resolver el problema, aunque algunas de ellas pudieran parecer absurdas); b) Descartar las menos adecuadas (en este punto descartaremos aquellas que, tras el correspondiente análisis, creamos menos adecuadas); c) Toma de decisión (seleccionamos la que creamos que más beneficios nos va a proporcionar); d) Planificación: Establecer un plan para ponerla en práctica; y e) Puesta en marcha.
  6. Establece normas claras y concisas. Es importante que el pequeño conozca las normas y sea consciente de las consecuencias de sus actos.
  7. Establece límites. El niño/a debe saber lo que puede y no puede hacer, de esta forma sabrá que conductas puede llevar a cabo y cuáles no.
  8. No cedas ante las rabietas. Ante una rabieta, el niño/a reaccionará de forma impulsiva, no debemos reforzar este tipo de conducta, ya que si lo hacemos el pequeño aprenderá el mensaje de que así consigue lo que quiere.
  9. Refuerza sus logros. Cuando el pequeño consiga dominarse y controlar sus impulsos es fundamental que le muestres que te has dado cuenta y que lo valoras.
  10. Supervísale. Recuérdale como debe actuar, y las técnicas que habéis practicado.
    FUNTE:
    Celia Rodríguez Ruiz
    Psicóloga y Pedagoga
    @Celia_RodrigRu
    http://jofrepsicologos.es

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